En Francia, durante el siglo XVII, se pensaba que la sangre menstrual de una mujer que no hubiese parido tenía la propiedad de apagar los fuegos por muy vivos que fueran éstos. En el sur de Rusia, pensando que la sangre tendría parte del alma de su propietario, la utilizaban como filtro de amor mezclándola con el vino o el café.
Los que creían en el efecto salutífero de la sangre menstrual la utilizaban para curar el lacrimeo, la epilepsia y las convulsiones en general, los dolores rebeldes, la erisipela, la gota, los diviesos, las verrugas, lamparones, llagas viejas, tercianas, hidrofobia, esterilidad, e incluso curaba el amor voluble asegurando el amor de los hombres. También se llegó a creer que serviría de contrahechizo, que desharía el Mal de Ojo, preservaría de la peste y desviaría las tormentas.
estamos locos.
jueves, 10 de diciembre de 2009
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Rayos y centellas.
ResponderEliminarEn la epoca medieval, las mujeres no utilizaban nada para detener o controlar la regla. Por eso, cuando menstruaban, ellas igual caminaban como si no pasara nada y dejaban su "rastro" en el camino. Entonces, las sirvientas que se encontraban detras de ellas tenian que ir limpiando sus "rastros"... que loco no? como si fueran caracoles.
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